Habitualmente, cuando se piensa en la representación de las personas LGTBI, se la suele asociar al entorno de las ciudades, a las grandes manifestaciones, las discotecas y clubes del ambiente, entre otras cosas y no en entornos rurales. En este sentido, los pueblos rurales aparecen vistos como espacios especialmente hostiles para las personas LGTBI. No obstante, de acuerdo a testimonios que se han ido identificando, esto no necesariamente es cierto.
Primera red de ciudadanos rurales LGTBI
Para dar cuenta de esto, en el año 2019 se llevaba a cabo la tercera edición de Presura, la Feria Nacional para la Repoblación de la España Rural. En ese contexto, se realizó la presentación del germen de la primera red de ciudadanos rurales. Para ello se reunieron cerca de una quincena de personas provenientes de distintas partes rurales del país para identificar iniciativas similares a lo largo de todo el territorio nacional y, así, poder poner en valor las experiencias personales del colectivo. No obstante, esto se vio perjudicado por la pandemia del coronavirus que impidió que estas reuniones crecieran.
Cuando se efectuó esa convocatoria, uno de los aspectos reconocidos por sus pioneros era que, si bien las problemáticas de la población LGTBI son las mismas en las ciudades y en los entornos rurales, lo cierto es que el aislamiento que estos grupos tienen es mucho mayor. Por eso, uno de los problemas que suele aparecer es encontrar a otras personas con las que compartir la visión y con las que sentirse identificado.
En este sentido, una de las problemáticas más comunes tiene que ver con la dificultad para reunirse con otras personas que compartan las mismas incertidumbres y experiencias. Además, esto puede generar una sensación de soledad ante determinadas situaciones.
Dificultad en el acceso a servicios en entornos rurales
Además de los aspectos mencionados anteriormente, otro de los problemas que suele aparecer en los pueblos tiene que ver con la dificultad de acceso a determinados servicios y espacios de contención. Así, mientras en las ciudades puede ser más sencillo acceder a profesionales con perspectiva LGTBI, a espacios de abrigo para personas que enfrentan situaciones de violencia, en los pueblos esto puede ser más complejo. No obstante, ello no quiere decir que los entornos rurales carezcan necesariamente de esos espacios.
Algunas personas indican sentirse más expuestas en los pueblos y más “observadas” por los vecinos, que en las ciudades. En este sentido, son muchos quienes han decidido alejarse de los entornos rurales para pasar a las ciudades donde sienten que pasan más “desapercibidos” y donde pueden encontrar a un número mucho mayor de personas del colectivo entre quienes identificarse y refugiarse.
De todos modos, tampoco son pocas las personas que indican que ya no existen en los pueblos los mismos temidos señalamientos que podrían haberse dado pocas décadas atrás. Por eso, son muchos quienes enfatizan en la necesidad de organizarse entre las poblaciones LGTBI de los entornos rurales para facilitar el acceso de estas personas a los espacios y servicios necesarios para hacer que la vida LGTBI en los pueblos pueda ser cada vez más fácil.