Recientemente, una jueza de Castellón dio la orden de paralizar, de manera inmediata, el préstamo de 32 libros de temática LGTBI, que se estaban distribuyendo en 11 institutos públicos de secundaria y en un centro de menores. Ello, luego de que llegase una denuncia por parte de la Asociación de Abogados Cristianos. Lo que se consideró fue que la lectura de estos libros podría producir “perjuicios irreparables” en los estudiantes.
Libros LGTBI para mejores herramientas de formación
Los libros seleccionados se estaban repartiendo en 11 institutos públicos de la ciudad y en el Centro de Pi Gros, en el marco de una campaña que buscaba dar herramientas a estudiantes y a docentes. Lo que han considerado los servicios jurídicos municipales es que el consistorio de La Plana no ha incumplido ningún derecho en la compra de libros legales en el mercado y que lo que ha hecho es simplemente cumplir con la ley LGTBI de la Comunitat Valenciana. Lo que establece esta ley es que las bibliotecas públicas deben contar con un fondo material sobre diversidad sexual, familiar, de género y de desarrollo sexual.
En lo que refiere a los argumentos sostenidos por parte de los abogados cristianos, lo que afirmaron es no pedir la retirada de esos libros del mercado, sino evitar que los niños puedan llegar a ellos. Se consideró que estos libros vulneraron el derecho fundamental de los padres a decidir sobre la educación de sus hijos.
La respuesta de los autores
Muchos de los autores cuyos libros fueron secuestrados hicieron referencia al hecho nombrándolo como “censura judicial”. Uno de los que se manifestó en este sentido fue el autor de El fin del armario, Bruno Bimbi, quien sostuvo estar orgulloso de que “a los fascistas no les guste el libro”. Expresó, además, que:
“El día que podamos escribir un libro sobre la vida de personas LGTBI y la religión no sea un tema, significará que la sociedad es mucho mejor y las religiones también.España tiene que decidir si quiere ser España o ser Polonia, Rusia, Afganistán o Arabia Saudí». También llamó a «frenar a la extrema derecha, que viene a por todo y siempre a por los grupos difamados por la sociedad (…) Es una prueba; si los dejamos pasar ahora, vendrán a por mucho más».
También se expresó en este sentido el escritor Ramón Martínez, contando cómo, dos semanas antes de publicar su libro, recibió amenazas de muerte a través de Internet y se vio obligado a poner una denuncia. Sobre la decisión de la jueza, sostuvo que:
«Es otra argucia bastante sucia y absurda al mismo tiempo; soy profesor de secundaria, a diario trato con menores que tienen más capacidad mental que los juristas de Abogados Cristianos».
El colectivo LGBT
El colectivo LGBT también ha salido a manifestarse al respecto, sosteniendo la importancia de esos libros no solamente para el empoderamiento de los jóvenes, sino, también, para poder tener una referencia que no se encontraba hasta hace muy pocos años, pudiendo a partir de allí generar un mundo que sea más respetuoso, igualitario y diverso. Una forma de que las personas LGBT+ sean normalizadas y reconocidas desde la infancia.