Hoy en día, el discurso de la homofobia se ha tornado fácilmente reconocible. No obstante, la toma de conciencia no ha llevado a su finalización. Pero el discurso homofóbico posee una amplia historia, que ha sido estudiada y escrita por investigadores de diversa índole.
La gestación del discurso homofóbico
El discurso de la homofobia tuvo su origen en la Europa cristiana medieval. Con su origen en los términos griegos “homo” (igual) “phobia” (miedo), comprende el rechazo de la expresión y la manifestación de sentimientos de amor o de deseo sexual por personas del mismo sexo. En este sentido, se genera un odio y un presunto temor hacia quienes expresan ese sentimiento o deciden vincularse sexoafectivamente con personas de su mismo sexo.
Pese a lo que suele pensarse, la homosexualidad no siempre ha sido perseguida. Sin embargo, para la iglesia medieval, las relaciones sexuales eran aceptables solamente dentro de la institución del matrimonio, con un único fin común que era el de la procreación. Por esto, todas las prácticas sexuales que obstaculizaran la procreación eran antinaturales. Además, las prácticas extramatrimoniales eran consideradas como adulterio y eran motivo de condena. Allí entran, también, las prácticas homosexuales.
De esa manera, la represión de toda sexualidad no ortodoxa tuvo lugar durante la Edad Media. A partir del siglo XIII, se comienza a considerar como pecado la sodomía, que incluye a una amplia gama de conductas sexuales que se caracterizan por no llevar a la procreación. Esto empieza a ser concebido como un delito, porque atenta contra la naturaleza y contra el modo establecido por Dios.
La homofobia en la Edad Contemporánea
Esta situación cambia cuando comienza la Edad Contemporánea, en el siglo XIX, y el discurso homofóbico modifica su enfoque religioso hacia otro biológico. Según el estudio “Homofobia en España: análisis de variables mediadoras en las actitudes hacia la homosexualidad”, publicado por la Universidad Jaume I:
“Si hasta la Revolución Francesa se legitima la normalidad sexual a través del discurso religioso -esto es, se establece y se diferencia lo que es bueno y lo que no, lo deseable y lo indeseable- tras la crisis del Antiguo Régimen la legitimidad para el control social de la sexualidad retiene la noción religiosa de contra natura, pero en un sentido distinto. A este respecto, la ciencia de la medicina redefine el concepto de contra natura al biologizar las sexualidades no ortodoxas. En adelante, las sexualidades no convencionales atentan contra la naturaleza porque atentan contra la biología. Quienes transgreden las normas socialmente previstas para la sexualidad dejan de ser pecadores para convertirse en enfermos”.
Post segunda guerra mundial
Estas ideas se mantienen durante el siglo XX. Pero el discurso médico va cambiando progresivamente tras la Segunda Guerra Mundial. Un hito de gran importancia en este sentido es la revolución sexual de los años sesenta, donde se empieza a cuestionar la presunta normalidad sexual.
Ya hacia la década de los ochenta, la consolidación de los movimientos feministas en el mundo, se gesta y consolida el movimiento gay. Las incansables luchas de estos colectivos han llevado a que, en 1990, la OMS (Organización Mundial de la Salud) deba quitar a la homosexualidad definitivamente de la lista de enfermedades.
Pese a estos importantes avances, la homofobia continúa siendo una realidad. Año tras año son muchas las denuncias de homo-odio y discriminación, tanto en España como en otros países del mundo.