Pese a que se dice constantemente que se ha avanzando considerablemente en términos de derechos del colectivo LGBTI, todavía falta mucho camino por recorrer. En este sentido, hace pocos meses, la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Trans y Bisexuales (FELGTB) ha denunciado la discriminación que todavía sufren las mujeres LTB. Hacen referencia, sobre ello, a distintos tipos de discriminación, entre los que se destacan la laboral, la sanitaria y la jurídica, como así también el hecho grave de ser víctimas de delitos de odio.
Una constante vulneración de derechos
Las mujeres LTB ven mermados sus derechos sexuales y reproductivos como consecuencia de la imposibilidad de acceder a las técnicas de reproducción asistida en el Servicio Nacional de Salud. Fue un derecho que se ha perdido en el año 2013, cuando la entonces ministra Ana Mato excluyó a mujeres lesbianas y a mujeres sin una pareja varón de ese servicio público.
En el ámbito sanitario, se ha denunciado el desconocimiento de la realidad trans por parte de la comunidad sanitaria. También, la ausencia de protocolos específicos en ginecología para la atención sanitaria de las mujeres trans, lesbianas y bisexuales. Otro elemento que se ha denunciado es la falta de información y de campañas de prevención en materia de salud sexual para las mujeres que mantienen relaciones sexuales con otras mujeres.
Otra situación denunciada tiene que ver con la cosificación de la que son víctimas las mujeres LTB. Según especialistas de delitos de odio de la Federación, las mujeres LTB son concebidas por el sector masculino hegemónico como objetos sexuales. Así, se las ve como susceptibles de satisfacer todas las fantasías de los mismos.
La vocal de delitos de odio de la FELGTB, Arantxa Miranda, sostiene que:
“Las mujeres LTB siguen estando prácticamente invisibilizadas y no disponen de muchos referentes en la producción cultural, gráfica, musical, literaria, periodística y televisiva. Además, ha puesto de manifiesto que las mujeres mayores lesbianas o bisexuales, que han vivido en muchos casos dentro del armario debido al contexto político existente durante su juventud, siguen a día de hoy sin visibilizar su verdadera orientación sexual por miedo al rechazo o la exclusión, situación especialmente grave en las zonas rurales (…) El 73% de los delitos de odio fueron denunciados por hombres gais, mientras que solo el 21% fueron denuncias realizadas por mujeres lesbianas. Sabemos que estos datos no demuestran que los hombres sufran mayor violencia que las mujeres, si no que están más empoderados para denunciar”.