Entendiendo que las personas del colectivo LGTBIQ todavía enfrentan diversas vulneraciones a sus derechos y violencias, las organizaciones que luchan por el bienestar y la igualdad de oportunidades en este sentido abordan el problema desde distintas áreas. En este contexto, el ámbito educativo aparece no solamente como uno de los más importantes en el reconocimiento de las identidades de género y orientaciones sexuales diversas, sino que, además, continúa siendo en muchos casos un escenario de violencia y marginación.
En este sentido, la educación en y para la diversidad aparece hoy como la clave en los proyectos que apuestan por la inclusión de las personas. Las acciones emprendidas en este punto se orientan tanto a buscar la visibilización y el reconocimiento de las diversas identidades y orientaciones sexuales, como así también a buscar la igualdad, la inclusión, el respeto y la normalización de la diversidad de existencias en la sociedad.
Cambios sociales en la educación
Tomando los aspectos mencionados con anterioridad, se desprende que tanto la orientación sexual como la identidad de género representan aspectos esenciales en la vida de una persona. Pero, además, estos poseen derechos que consagran su protección, a la vez que buscan eliminar todas las formas de violencia y discriminación contra las personas LGTBIQ, velando para que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos en igualdad de condiciones.
Por esto, las organizaciones sociales y LGBTIQ consideran que es indispensable que estos temas se aborden en el marco de los programas pedagógicos, los currículos, las políticas públicas en educación y los materiales educativos en general. Esto, por un lado, para crear espacios educativos que sean seguros y pacíficos y en los que se promuevan los derechos humanos de todas las personas.
Pero, por otro, con el fin de formar ciudadanos que basen sus prácticas personales y profesionales del futuro en el profundo entendimiento del derecho a la diversidad y de los derechos que amparan a todas las personas independientemente de su identidad de género y su orientación sexual. Es decir, se hace énfasis en este punto en el rol formador del sistema educativo no sólo en términos de contenido formal, sino también en el fomento de ciudadanos respetuosos de la vida y la diversidad a su alrededor.
Educación contra la marginalización
Desde hace tiempo, distintos países han ido implementando o ampliando sus leyes de inclusión, que suelen contemplar políticas públicas para el sector educativo. Sin embargo, todavía queda mucho por construir. A pesar de los avances que se han ido logrando, lo cierto es que la diversidad sexual continúa siendo, en España y en otros territorios, un motivo de violencia, de exclusión, de marginalización y de persecución. Ello, debido a la persistencia de construcciones culturales, sociales e ideológicas que alimentan prejuicios y estereotipos negativos para el colectivo LGTBIQ.
Es esta situación la que lleva a que muchas de estas personas experimenten graves restricciones, limitaciones o exclusiones en el ejercicio de sus derechos. Es por eso que la educación en diversidad e igualdad es la forma más efectiva de generar percepciones diferentes y formar en tolerancia.
“Poner fin a la violencia en la escuela”
En el año 2009, la UNESCO desarrolló el documento “Poner fin a la violencia en la escuela”. En este propone 10 medidas dirigidas a los docentes y a la comunidad educativa en general, para el enfrentamiento y la prevención de la violencia en los espacios educativos. Si bien con el tiempo se han ido incorporando nuevas medidas y estrategias, aquellas recomendadas por la UNESCO en dicho año son las siguientes:
- Abogar por un enfoque holístico que involucre a los estudiantes, el personal de la escuela, los padres de familia y la comunidad.
- Lograr que los estudiantes se involucren en la prevención de la violencia.
- Utilizar técnicas y métodos de disciplina constructivos.
- Ser un factor activo y eficaz para poner fin al acoso.
- Fomentar la capacidad de adaptación de los estudiantes y ayudarlos a afrontar los retos de la vida de modo constructivo.
- Ser un modelo de conducta positivo denunciando la violencia sexual y por razones de género.
- Promover los mecanismos de seguridad escolar.
- Brindar espacios seguros y acogedores para los estudiantes.
- Adquirir aptitudes de prevención de la violencia y resolución de conflictos y transmitirlo a los estudiantes.
- Reconocer la violencia y la discriminación contra los estudiantes discapacitados y los procedentes de comunidades indígenas o minoritarias u otras comunidades marginadas.