Desde el año 2004, cada año, en la fecha del 17 de mayo, se conmemora el Día de Lucha contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia a nivel internacional. Una celebración que fue impulsada por la Red Internacional IDAHO (International Day Against Homophobia and Biphobia, por sus siglas en inglés). En la actualidad, esta fecha es reconocida en más de 130 países, de los cuales en un gran número todavía consideran las manifestaciones de afecto de personas homosexuales como ilegales.
La lucha contra la homofobia
La homofobia es un concepto que está siendo cuestionado como tal. Cada vez más, se tiende a pensar en los ataques contra personas homosexuales como ataques de “homo-odio”, en vez de fobia. Se trata de otra manera de conceptualizar la discriminación de la sociedad heteronormada y patriarcal hacia las personas que aman por fuera de la norma.
Las luchas y manifestaciones contra la homofobia son de larga data. Los colectivos LGBTI han recurrido, históricamente, a la movilización como su principal recurso para la visibilización. Se han impulsado activas campañas para lograr sensibilizar a la sociedad con respecto a las graves discriminaciones que padecen por poseer una orientación sexual no heterosexual. Asimismo, estos colectivos han bregado históricamente por la instauración de una concepción mucho más amplia de la sexualidad humana, que no se circunscriba meramente al mandato de construcción familiar hegemónica y al binomio hetero-cis-patriarcal “hombre-mujer”.
¿Por qué el 17 de mayo?
El establecimiento institucional de un día específico en el calendario, compartido a nivel internacional, ha servicio para instalar una fecha particular como una jornada de denuncia, de lucha y reflexión. Ello, con foco en la segregación que las personas homosexuales sufren, y como una forma de actualizar, año a año, la lucha por el reconocimiento de sus derechos civiles.
En lo que respecta a la elección de la fecha, esta responde a que fue el 17 de mayo del año 1990, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) finalmente excluyó a la homosexualidad de la lista de Clasificación Internacional de Enfermedades. Así, se la aceptó oficial y públicamente como una variación natural de la sexualidad de los seres humanos.
Para ese momento, la psiquiatría en Estados Unidos había ya dado pasos importantes en ese sentido. Por eso, luego de definir la homosexualidad como una desviación sexual durante años, esta fue eliminada del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales en el año 1986.
“La eliminación de la supuesta condición patológica de gays y lesbianas fue un acontecimiento crucial en el largo camino hacia la emancipación del colectivo homosexual, poniendo al descubierto la homofobia (re)producida y legitimada por el discurso médico oficial y contribuyendo enormemente a la aceptación social de la homosexualidad. Por ‘homofobia’ (y, más en general, por LGTBfobia) entendemos un fenómeno social y cultural que consiste en un conjunto persistente de actitudes y sentimientos de repulsión, rechazo, miedo psicológico y social, hostilidad, vergüenza, intolerancia, odio y desprecio, entre otras actitudes negativas, de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales por el mero hecho de serlo”, cita el libro “Despatologizar, despenalizar, desaprender. Luchas LGTB y emancipación social” de los investigadores Ana Cristina Santos y Antoni Jesús Aguiló.